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La Noviolencia, propuesta del Papa Francisco para la 50º Jornada Mundial de la Paz

“La No-Violencia: un estilo de política para la paz”. Este será el tema para La Jornada Mundial de la Paz, una ceremonia instituida por el Papa Pablo VI que se celebra cada año el primero de enero. 

La violencia y la paz están en el origen de dos maneras opuestas de construir la sociedad.
La proliferación de brotes de violencia da origen a gravísimas y negativas consecuencias sociales. El Santo Padre refleja esta situación con la expresión de la “tercera guerra mundial por partes”. Al contrario, la paz tiene consecuencias sociales positivas y permite realizar un verdadero progreso. Por lo tanto, debemos movernos en los espacios de lo que es posible, negociando vías de paz, incluso ahí donde las dichas vías parecen ambiguas e impracticables. De esta manera, la no-violencia podrá adquirir un significado más amplio y nuevo: no solo como aspiración, deseo, rechazo moral de la violencia, de las barreras, de los impulsos destructivos, sino como enfoque político realístico, abierto a la esperanza.

Se trata de un método político fundado en la primacía de la ley. Si se salvaguardan los derechos de cada persona y la igual dignidad de cada uno sin discriminación ni distinción, la no-violencia, entendida como método político, puede constituir una vía realista y llena de esperanza para superar los conflictos armados. En esta perspectiva, es importante que siempre se reconozca la fuerza del derecho, en vez, del derecho de la fuerza.

Con este Mensaje, el Papa Francisco desea indicar un ulterior paso, un camino de esperanza conforme a las presentes circunstancias históricas: para obtener la resolución de las controversias a través de la negociación, evitando que se degeneren en conflictos armados. Dentro de esta perspectiva encontramos el respeto por la historia y la identidad de todos los Pueblos, y la idea de la superioridad moral de una parte sobre la otra sería derrotada. Al mismo tiempo, sin embargo, esto no significa que una Nación pueda permanecer indiferente hacia las tragedias de otra. En cambio, significa reconocer el primado de la diplomacia sobre el fragor de las armas. El comercio mundial de las armas es de tal magnitud que en general es subestimado. El tráfico ilícito de las armas con frecuencia sostiene la mayor parte de los conflictos en el mundo. La no-violencia como un táctica política puede hacer mucho para combatir este flagelo.

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