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Crónica de la V Escuela de paz y noviolencia

Los días del 25 al 28 de julio unas 65 personas nos encontramos en el antiguo Monasterio de La Canal, Vega de Villafufre (Cantabria), para descubrir, compartir, avanzar en el camino de la noviolencia.

Las tres personas que viven allí regularmente nos abrieron las puertas a un lugar único y privilegiado donde el clima cantábrico nos permitió descansar y unas paredes con mucha historia nos ayudaban a viajar hacia adentro y a encontrarnos los unos con los otros.

La V Escuela de Paz y Noviolencia se desarrolló con tres programas paralelos la tarde del jueves y las tres mañanas siguientes, mientras que las tardes fueron de actividades compartidas para todas las edades. El programa de adultos se centró en tres conceptos clave de la noviolencia: verdad, justicia y amor. Los jóvenes por su parte descubrieron la noviolencia desde algunas de sus experiencias y sueños concretos viendo su necesidad para los problemas para el mundo de hoy. Los niños y niñas estuvieron con dos monitores de un pueblo próximo jugando y desarrollando su arte en el prado del monasterio.

En la cocina tuvimos dos maravillosas cocineras, que nos deleitaron no sólo con alimentos efectivos y en tiempo, sino con mil detalles que añadían cariño al encuentro e invitaban a compartir y a estrechar lazos. Además podemos destacar algunos encuentros adicionales de la Asociación ONDA -con muchos miembros entre los participantes-, abiertos a todas y a todos, que fueron también un enriquecimiento para la escuela.

Las tardes las dedicamos a juegos cooperativos, a asistir al estreno de una obra de teatro de la compañera Paola Bretones y a desarrollar una acción en la Playa del Sardinero de Santander denunciando las muertes en el Mar Mediterráneo a raíz de la inmigración precaria y de nuestra insolidaridad. En esta acción contamos con la animación musical de nuestro compañero Paco. Puedes ver un vídeo-resumen de esta acción aquí.

Fueron cuatro días impactantes para muchos, y de riego de nuestro espíritu noviolento y amoroso, entre amigos de todas las edades, puntos de vista y creencias, venidos de diferentes partes de España. Familias, jóvenes, paisajes fabulosos y un lugar idílico para respirar que el camino de la noviolencia es posible y que somos muchas las que queremos vivirlo.

Así fue el programa de adultos

En lo que respecta al programa de adultos, recogemos un resumen de uno de los participantes -disculpad si de lo que se hizo a lo que aquí se recoge, pasando por dos personas intermedias, hay alguna inexactitud-.

El programa contó con cerca de 50 asistentes, incluyendo no pocos jóvenes. Alternó momentos de exposición temática a cargo del compañero Moisés Mato, actividades de movimiento y expresión y momentos de compartir. Estos son precisamente lo que más acabaron valorando muchos de los participantes: un compartir muy rico de la vida, que iba desde lo más cotidiano, a lo más filosófico y desde lo más serio a la carcajada, con mucho sentido del humor entre personas que acaban siendo buenas amigas. De los contenidos, para muchos resultaron el descubrimiento de un verdadero tesoro apenas conocidos -así lo expresan-.

Día 1

Comenzó el curso con una introducción en la que se expuso que la no violencia es una forma de cultura pero que, a diferencia de otras formas de pensamiento, nace y se desarrolla sobre todo al compás de la vida de experiencias concretas de personas que luchan por un mundo más justo y que desde abajo. Es desde la opresión, desde el padecimiento de la injusticia y desde la solidaridad con los oprimidos, que sobre todo en el último siglo se han generado unas experiencias creativas que de las que unos y otros aprenden y vamos aprendiendo, generándose de esta forma, poco a poco, un cuerpo teórico y un planteamiento integral, que implica y busca la armonía entre todas las dimensiones de la persona, cuerpo, mente y espíritu, acción, pensamiento e ideales.

En este primer día se introdujeron los conceptos básicos de la noviolencia tal y como Gandhi la exponía: ahimsa y satyagraha, que podríamos traducir como la lucha por la justicia y la perseverancia en la verdad. Sobre esta gran y controvertida palabra se centró la primera sesión.

Ciertamente son muchos puntos de vista sobre la verdad, y en ocasiones se puede utilizar como una forma de manipular o imponer un pensamiento a los demás, pero reflexionamos cómo es necesario admitir cierta verdad que tratamos de comprender -de forma histórica y compartida, sin agotarla- y a la que tratamos de ajustarnos y aproximarnos, obteniendo un conocimiento cada vez mayor de la realidad. Sin ella no existiría el diálogo; al contrario, ella y su carácter horizóntico nos mueven a emprender el diálogo como camino de encuentro y conocimiento.

Si admitimos su existencia, entonces nos podemos preguntar cuáles son nuestras ambiciones y defensas que nos impiden dialogar y buscar soluciones, con esperanza y confianza en las capacidades de los demás.

Día 2

Giró entorno al amor. Entroncó con el día anterior a través de una frase de Simone Weil: No podemos aceptar ninguna verdad carente de amor, ni por amor nada que carezca de verdad.

Podemos amar desde diferentes instancias de nuestras personas, como podemos experimentar desarrollando -hicimos la experiencia- los distintos géneros teatrales mientras nos declarábamos el amor los unas a los otras:

-podemos amar desde la cabeza, de la inocencia y también un poco payasos;

-desde el pecho, desde la valencia y la decisión, normalmente muy tremendos y trágicos, también con un fuerte sentido de trascendencia de ese amor;

-desde las tripas, siendo muy impulsivos, instintivos, viscerales, también graciosos y divertidos, hasta cómicos;

-desde las manos, con mucho tacto, simbología y mimo; y

-desde los pies, al ritmo, los rituales y con la alegría de la danza.

Estas formas o colores predominantes del amor desarrollan distintos modos de acercamiento entre las personas, y sus correspondientes géneros de artes escénicas. -Es algo que vienen estudiando desde hace años en el Teatro del Abrazo-. Un acercamiento sólo desde una instancia puede ser fugaz y tener poco recorrido. Si deseamos un amor completo y duradero necesitaremos implicar todas o la mayoría de estas instancias.

Día 3

Fue un día para hablar de la justicia en clave de desobediencia.

Martín Luther King afirmaba que la mayor injusticia es guardar silencio sobre lo que realmente importa. En este sentido hay situaciones tremendamente injustas que generan mucho dolor. Ahí se puede despertar la angustia, que nos lleva a tomar conciencia de la realidad y mover a pasar a la acción -desde el conocimiento de la verdad y con la fuerza del amor-. Y en este marco puedes ser libre si eliges vivir consciente y ser fiel a tu consciencia, aunque, como algunos referentes de la noviolencia han vivido, esto nos pueda llevar a la prisión o al castigo, o podemos elegir acallar nuestra consciencia por temor al castigo …convirtiéndonos en verdad en esclavos, aún sin rejas físicas, esclavos por dentro.

Entonces podemos:

-ser esclavos obedientes: si seguimos las dinámicas impuestas desde fuera, en gran parte dictadas desde intereses de otros, de grandes corporaciones, etc.

-ser esclavos desobedientes: si aparentemente nos revelamos, pero mantenemos los mismos valores y motivaciones que tratan de imponernos o que están muy extendidas en nuestra sociedad.

-ser libres obedientes: si aceptamos normas comunes que son buenas y que así entendemos y abrazamos para bien común.

-ser libres desobedientes: por amor a la justicia libremente desobedecemos a los dictados del las modas, del mercado y hasta de leyes injustas. Ser libre, así, es querer hacer lo que debo, es libertad interior vivida en la vida toda.

Seguramente tenemos un poco de los tres modelos de combinación libertad-obediencia, conciencia-justicia, pero somos capaces de ser cada vez más libres, obedientes y desobedientes cuando así lo creemos en conciencia, individual y colectivamente, a nivel personal, ambiental e institucional. Este es el camino de la noviolencia.

Día 4

El domingo fue el momento de hablar del plan.

Necesitamos un plan, nos hacemos planes de acción, cuando algo nos duele, nos urge y nos implicamos en buscarle una solución. Podemos actuar en el plano personal, el plano ambiental y el plano institucional, tres ámbitos donde podemos desobedecer al lo establecido para obedecer a una verdad o a unos valores superiores que hemos descubierto, tres aspectos de la realidad donde desarrollar nuestro amor.

El plano personal son nuestras decisiones personales, tanto de acción como de bloqueo, como de desmarcarnos, como de no consentir, como de acciones positivas en otra dirección, saliéndonos de lo común.

Con el plano ambiental nos referimos a las formas, a la cultura, a la forma de afrontar las cosas que no excede lo individual, es compartido, pero que no llega a ser formalmente grupal o institucionalizado. En este aspecto podemos incidir también individual o colectivamente con acciones en las que vayamos incidiendo de manera indirecta, muchas veces de manera graciosa en la ambiente que nos rodea.

Y finalmente tenemos el plano institucional, el plano de los grupos, de las empresas, de las grandes dinámicas de las instituciones, que a veces pueden actuar de manera injusta, y ante las cuales podemos desobedecer, denunciar, criticar, bloquear, obstaculizar.

En los tres campos podemos luchar por la justicia –ahimsa-, con plan y con perseverancia desde la verdad que hemos descubierto –satyagraha– de manera concreta mejorando el mundo, creciendo en esperanza y optimismo, creciendo en libertad.

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