Decálogo para educar desde la noviolencia
Nos reencontramos para el tramo final de la mañana, tratando de salir del encuentro con unas propuestas claras para vivir. Hay muchos temas en los que tenemos que desarrollar una relación vitalizante con la noviolencia (política, economía, sanidad,…), pero de entrada
Moisés (Mato) nos propone un decálogo. Puedes encontrar aquí la presentación de diapositivas que hemos utilizado. Cada cual se puede sentir llamado a poner en práctica algunos de ellos, pero todos están interrelacionados, de forma que nos llevarán a caminar hacia el horizonte de la justicia y la vida de la noviolencia.
Partimos de un vídeo de Elin Ersson deteniendo una deportación masiva a Afganistán. Queremos personas que hagan lo que deben hacer, sabiendo que se puede. Esto ocurre todos los días en muchos lugares del mundo, pero los docentes normalmente no lo sabemos. Queremos ser educadores que eduquen para esto, para hacer lo que se debe hacer, para ser personas, para ser personas, le guste o no al sistema, no para estar presos de una nota. El objetivo de la educación solidaria no es saber decir palabras bonitas, si no para poner el cuerpo, para hacer lo que debes, lo que puedes.
Descubrimientos de la pedagogía del S.XX:
1) Educar es colaborar en la formación de personas libres y responsables. Personas, no ciudadanos, ni individuos. Un ciudadano lo es de un sistema político; la persona tiene que ser capaz de romper cualquier sistema. La persona es libre y responsable: todo le ha de importar (Lorenzo Milani).
2) Nos estamos educando permanentemente. Ser consciente de cómo estamos siendo educados. En lo formal, lo no formal, lo informal,… la familia, la escuela, los medios de comunicación, las RR.SS., el ambiente. …Y cuando intentas educar estás en guerra, conscientes de ir contracorriente de otras influencias.
3) La educación tiene dimensión política. Nunca es neutral. Lévinas afirma que debemos pensarnos en la medida en que somos respuesta a otros. Ser responsables es ser respuesta. Educar debe ayudar a descubrir cómo cada persona descubra que puede ser respuesta para el mundo. La política es la búsqueda del bien común, y la educación la dirige el bien general de los gobernantes. Aristóteles llamaba “idiota” al que se desentiende de la política. Si dices que eres apolítico ya sé de qué bando estás. En un mundo injusto lavarte las manos es colaborar con el sistema injusto. Nadie puede ser neutral, y menos en un proyecto educativo. Lo más honesto es decir abiertamente nuestra posición, abriendo un diálogo franco.
4) La educación es un ejercicio de promoción. Cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él (J. P. Sartre). Nosotros tenemos el futuro en nuestras manos, y por eso no juzgamos, sino que vemos un mundo de posibilidades. Los protagonistas deben ser los alumnos, lo que nos lleva a salirnos muchas veces de los planes de estudio. Porque educar es enseñar pero también sacar de el educando. Por eso con cada colegio o colectivo debemos educar de una forma distinta, mientras que el sistema educativa tiende a uniformar. Estamos llamados a amar como el otro necesita.
5) La educación abarca todas las dimensiones de lo que somos. No sólo la mente, sino también cuerpo que actúa y espíritu que tiene ideales -de lo que el sistema no se ocupa-. Ernest Hello dijo: El hombre que ama nunca es mediocre. Tenemos que amar con cuerpo, alma y espíritu.
Aportaciones de la noviolencia:
6) La educación noviolenta nos prepara para intervenir en el conflicto. Con escucha e imaginación. No imitar, sino escuchar realmente al otro es la principal fuente de imaginación. Y el inevitable conflicto es una oportunidad para ser libre y crecer. Huir del conflicto es deshumanizarse, irse del mundo. Hemos de preparar para el conflicto, para vivirlo con amor. Querer que no haya conflicto es dejar la vida en manos de otros, los que dirigen el mundo injusto.
7) La educación noviolencia nos ayuda a buscar siempre la verdad. Satyagraha es la palabra que Gandhi acuñó para definir la noviolencia: insistir en la verdad. Si la verdad no existe, no existe la noviolencia y no se puede levantar ningún edificio. La doctrina dominante es el relativismo moral, que está bien para el que vive bien y quiere vivir al margen de la política, pero el que pasa hambre… ¿no es verdad que la pasa?, ¿que ese hambre tiene una causa?, ¿que hay mil injusticias detrás de ella? Si hay una injusticia en juego tenemos que buscar juntos la verdad. Respetar todas las opiniones no vale; la realidad habla. Las ideas pueden ser todas cuestionables, pero existe la realidad. Cuando nos enamoramos esperamos que el otro nos ame de verdad -para las cosas que verdaderamente nos interesan no aplicamos el relativismo-. Si todo es relativo el opresor también tiene su razón; Hitler, democráticamente elegido, tenía su razón. Entonces tenemos una sociedad líquida (cf. Baumann) y las personas no nos construimos a nosotros mismos, no nos proyectamos y no podemos luchar por nada. Pero la verdad dialoga, acepta la verdad del otro y abraza la realidad. La verdad nunca perjudica a una causa justa (Gandhi). Si te estorba la verdad a lo mejor es que la causa no es justa. Si no quieres dialogar a lo mejor es que no te importa la verdad. Entre tu verdad y la mía, busquemos la verdad juntos.
8) La educación noviolenta nos empuja a ponernos del lado del que recibe las injusticias. La desobediencia es siempre un acto de amor, que asume las consecuencias. Es un deber (Lorenzo Milani). Algunos partidos hablan de libertad y otros de igualdad, pero ninguno habla de la fraternidad, que es la base que permite que existan las otras dos. La política actual no quiere hablar de fraternidad, que compromete, que lleva a ceder y perder. La Revolución Francesa no era religiosa y las mayores revoluciones pacíficas se han desarrollado en desde la fraternidad, pero hoy se llama “religioso” a quien la menciona. Chesterton dijo que todos vamos en el mismo barco en un mar borrascoso.
9) La educación noviolenta nos enseña a perder y a fracasar. Simone Weil hablaba de la libertad de elegir y la libertad de aceptar, ambas imprescindibles. La vida es elegir y la vida es aceptar. Hemos de educar para esto. Y entonces sabemos encontrar belleza en el fracaso y en todo: Es imposible matar la belleza. Y es que existir es una constante revelación (García Baró).
10) La educación noviolenta es una siembra de amistad. ¿Qué te puedo dar yo? Te doy lo que soy. “Yo soy la flor”. La amistad es la mayor de las aventuras que podemos imaginar (G. Rovirosa). La noviolencia necesita el reflejo de los ojos del otro. Sólo se puede vivir en asociación, en equipo, y al vivirla nuestra amistad crece. Podemos vivir sufrimientos, pero viviendo la amistad.
Elijamos uno (o dos o tres).
El Colectivo invita a hacer experiencias y a apoyarnos juntos en ello.
Pensemos en el lugar donde podemos hacer estas experiencias. Partamos de lo nos parece más realista. Nuestro paso posible hoy nos hará posible otros pasos.
Dentro de un año compartiremos nuestras experiencias.
También podemos apuntarnos a continuación para formar parte de un grupo de educación y noviolencia para ir apoyándonos en el camino.
Sin la noviolencia no llegaremos al final del S.XXI; la educación es clave para que el resultado sea distinto.
En un cierre espontáneo, para dirigirnos a las tareas de limpieza de la Casa Emaús, que tan cálidamente nos ha acogido, una compañera nos comparte el poema No te salves de Mario Benedetti.
Si no has estado en el encuentro te invitamos a participar respondiendo a las tres preguntas que nos hemos hecho, que nos puedes enviar a colectivonoviolencia@colectivonoviolencia.org o a través del formulario de contacto de esta web:
a) ¿Cómo valoras este encuentro?
b) ¿Qué experiencias de educación desde la noviolencia te propones desarrollar en los próximos meses? ¿Qué principio del decálogo te propones trabajar?
c) ¿Quieres formar parte de un grupo de apoyo mutuo para trabajar este tema de la educación y la noviolencia?