NINGÚN EJÉRCITO DEFIENDE LA PAZ (hasta la fecha)
Nos anuncian a diestro y siniestro que 130 unidades de militares, de los 150 solicitados, ya están operativos.
Además, anuncia la ministra Margarita Robles de la mal llamada defensa, que pone a disposición de Madrid 7.500 militares.
Grandes titulares para recordarnos que las fuerzas armadas están para servirnos, para ‘’arrimar el hombro’’ en cualquier infortunio que aceche sobre nuestra sociedad.
¿Expresamos poca gratitud por tal servicio?
La militarización de la sociedad no es nada nuevo. Las estrategias de manipulación para ello tampoco. Sin embargo, se sigue evidenciando el descaro con el que el gobierno de turno proyecta las fuerzas armadas (diseñadas y entrenadas para matar) como garantes del bienestar social ante sucesos diversos. En este caso la pandemia del covid-19. Y es que quizá no les quede otra opción para sostener flagrante injusticia, más aún a los autodenominados ‘’socialistas’’, ‘’progresistas’’ o ‘’fuerzas del cambio’’.
Los 130 militares desplegados en Madrid suponen redondeando, el ridículo 0’1% de los casi 130.000 militares españoles (sin entrar a la idoneidad o no de que estén para este menester). Y suponiendo que desplegarán los 7.500 anunciados, apenas se llegaría al 5’8% del citado total.
Y más en concreto, los 30 militares de la UME (Unidad Militar de Emergencias) que ayer desinfectaron mercamadrid son otro claro ejemplo de su uso mediático. Esta unidad especial creada para contribuir a la seguridad y bienestar de los ciudadanos en nuestro territorio nacional por el gobierno de Jose Luis Rodriguez Zapatero no es sino una estrategia para salvaguardar la imagen de las fuerzas armadas. Con un presupuesto anual sobre el total de defensa de menos del 0’7% y con una media de intervenciones por soldado en 2019 de 0’017 frente a las 13’7 de un bombero de Madrid o las 34’5 de Barcelona, suponen sin duda un intento de hacer gozar de buena prensa, con descaro, una estructura obsoleta e inmoral teniendo por cómplices a todas las fuerzas políticas con representación, sindicatos, Iglesia católica y especialmente a los medios de comunicación.
Hace falta entre otras cosas y sobretodo, personal sanitario, no parches improvisados.
Los 20.000 millones de euros malgastados en España en el aparato militar cada año tienen fácil redistribución en sanidad, educación, políticas de empleo y servicios sociales. Y aún con ello (o más bien antes de ello) quedaría para establecer un nuevo modelo de defensa desde la noviolencia. Hablamos pues, no de un simple desarme, sino de un transarme que muchos países han comenzado.
Existen 10 estados sin ejército, un nada desdeñable 5’15% de los 194 estados reconocidos del mundo actualmente, que lejos de ser ideales, apuntan una dirección a seguir junto con las grandes y pequeñas experiencias de defensa civil noviolenta.
Por suerte, uno de los objetivos primordiales de las fuerzas armadas es defender el ordenamiento constitucional, con lo que podremos empezar por hacer cumplir (nunca lo han hecho) artículos imprescindibles como el derecho a la intimidad (art. 18.3, EEUU espió 60 millones de llamadas en 2013), educación (art. 27.5, en Melilla sigue habiendo niñas y niños sin escolarizar), trabajo y redistribución de la renta y pleno empleo (art. 35 y 40, nuestra historia habla por sí sola en este punto), protección de la salud (art. 43, hoy mismo tenemos centros de salud de atención primaria en Madrid sin un solo médico así como una atención rural permanentemente carente), vivienda (47, otra de nuestras lacras enquilosadas), ….y así hasta 23 artículos contitucionales incumplidos gravemente de forma evidente.
Todo esto en lo cercano y tangible, pues a nivel global, nuestro ejército sustenta la industria militar mundial que es el mayor atentado contra la vida sobre la tierra, más incluso que la crisis ecológica por lo instantáneo de unas armas nucleares que pueden hacer desaparecer la naturaleza que conocemos.
Debemos recordar que para el establecimiento de una cultura de paz, hay poner en práctica entre otros valores el diálogo, la participación ciudadana y el apoyo mutuo entre personas y sociedades. Valores en los que el ejército no es referente. La única vía realista es la reforma radical.
De un lado, la estructura y praxis actual del ejército no es lícita, y de otro su eliminación no es realista.
Por si quedan dudas de las prioridades de los 2 gobiernos que conocemos, Defensa tuvo que recortar entre 2008 y 2017 un 10%, pero el de fomento del trabajo se recortó en un 14%, el de Sanidad en un 8% y el de Educación en un 14%. Se recortó más en Educación que en Defensa. Y el del Ministerio de Fomento en un 45%. Ha habido un trato de privilegio para los militares.
Buena parte del ingente personal militar sería más productivo trabajando en la función pública, en industria o prestando servicios, antes que destinados a disuadir de posibles ataques o amenazas del exterior, cuando estas no son realistas, como así reconoce la misma Directiva de Defensa Nacional revisada el pasado junio entre otras cosas (y sobretodo) por la realidad del COVID-19.
Para comenzar este debate a fondo, nos preguntamos si las fuerzas armadas podrían expresar su vocación de servicio siendo garantes del orden constitucional. Solo hace falta que la sociedad lo reclamemos con perseverancia, y voluntad política.
Trabajamos por ello.
La humanidad no puede librarse de la violencia más que por medio de la noviolencia.
Gandhi
Luis Antonio Serna, miembro del colectivo noviolencia
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